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'LOS AGRICULTORES. Recolectar y/o Manipular'- Comisariada por Sema D'Acosta

LOS AGRICULTORES. Recolectar y/o Manipular

Comisario / Curator: Sema D’Acosta

27.11.2014 - 14.01.2015

SAC - Centro Cívico Sant Andreu

C/ Gran de Sant Andreu, 111 08030 Barcelona Teléfono: 93 311 99 53 E-mail: sac@santandreucontemporani.org

Nos complace mucho informaros sobre la próxima exposición de : 'Los agricultores. Recolectar y/o manipular'. Una muestra de postfotografía, comisariada por Sema D‘Acosta, miembro del jurado del Concurs D’Arts Visuals Premi Miquel Casablancas 2014.

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We are pleased to announce the exhibition : 'The Agricultors. Recollect and/or Manipulate', A Post-Photography show curated by Sema D'Acosta, Jury member for the Miquel Casablancas Visual Arts award 2014.

RECOLECTORES :

Alberto Salván, Miguel Ángel Fúnez, Andrea Canepa, David Mayo, Gerard Cuartero, Sara Tur

MANIPULADORES:

Cristina Garrido, Andrés Galeano, Ángela Cuadra, Marc Larré, Julia Mariscal, Ian Waelder

El proyecto expositivo LOS AGRICULTORES pretende reflexionar sobre el estatus de una obra fotográfica hoy, planteando una bifurcación hacia dos territorios distintos pero complementarios, uno origen (Postfotografía) y otro llegada (Fotograficidad), que han acaparado gran parte del interés de los discursos emergentes del medio en el último lustro, digamos que desde 2010 hasta ahora[1]. Estas divergencias lingüísticas y expresivas que cuestionan la integridad de una imagen fotográfica tambaleando los cimientos tradicionales que mantuvieron firme su integridad durante el siglo XX, son en nuestros días las fronteras que más atractivo despiertan para los estudiosos e investigadores, sobre todo teniendo en cuenta que al dejar en evidencia su solidez ontológica como disciplina autónoma, nos metemos de lleno en una etapa impredecible, al mismo tiempo transición y deriva, hacia un estadio novedoso todavía no estabilizado.

La muestra reúne doce artistas que trabajan con la fotografía no como cazadores pendientes del instante tal como ocurría con los preceptos analógicos habituales de hace unas décadas, sino como agricultores pacientes que a partir de una imagen designada, bien sea tomada como objeto físico o como un archivo digital extraído de Internet o de cualquier otra fuente accesible, construyen un discurso propio con códigos inéditos antes no explorados. Este creciente terreno cultivable que no puede ser juzgado con las reglas previas que manejaban aquellos que afrontaban la realidad cámara en ristre y atentos a lo que sucedía en su entorno, huye de cualquier enfrentamiento con el pasado de la fotografía; sobre todo porque su bagaje como hecho documental o determinadas problemáticas asociadas a la autentificación que han caracterizado muchos de sus argumentos precedentes, o dejan indiferentes a estos jóvenes autores o les influyen menos que las oportunidades que ofrece la tecnología, verdadero campo de batalla de los tanteos de futuro que de verdad les inquietan y sienten que les conciernen. Incluso la sintaxis de la pintura, la escultura o la instalación espacial cobran cada vez más importancia dentro de sus procedimientos creativos, una actitud desprejuiciada que no valora las barreras ni compartimentos de antaño, sino que se desenvuelve con naturalidad combinando y remezclando disciplinas, materiales o fuentes sin importar su procedencia ni su grado de cercanía con modelos preexistentes.

Estas nuevas prácticas de representación priorizan las labores digitales con el ordenador, la experimentación en el taller y los procesos circulares, que se ensanchan o retroalimentan hasta márgenes insospechados. En ocasiones ni es necesaria la cámara, un artilugio obsoleto ante la procacidad ubicua de los smartphones o la versatilidad de las tablets. Tampoco viajar es ya imprescindible, basta con saber manejarse en una aplicación como Google Street View para llegar a confines lejanos sin moverse de una silla. En estos momentos son los artistas los que deciden sobre el valor final de una foto, que ha pasado de ser un testimonio de veracidad y memoria a convertirse en un signo semántico complejo y extremadamente dúctil. Como bien precisa Joan Fontcuberta al referirse a estas sendas imprevistas del siglo XXI que han difuminado las barreras entre lo público y lo privado, la acepción definitiva de una imagen ahora recae sobre aquel que prescribe su sentido y no tanto sobre quien realiza la toma.

Es innegable que la agricultura favorece la contemplación y facilita la capacidad de abstracción. Hace diez mil años, en los comienzos del Neolítico, cuando el hombre abandona la vida nómada y se asienta en poblados estables capaz de dominar el ciclo de las plantas, empiezan a surgir las primeras ciudades. Después aparecerán la escritura, la política, la filosofía o las ciencias, un desarrollo del pensamiento que va creciendo parejo a la independencia que toman estas comunidades incipientes una vez subsanadas las cuestiones de supervivencia. Salvando las distancias, a nivel fotográfico asistimos a un cambio de periodo parecido. Estamos inmersos en la mutación de una sociedad de activos ojeadores expectantes ante las situaciones que generaba el contexto… a otra más sofisticada e introspectiva que, protegida en su estudio de las inclemencias externas, reflexiona insistentemente sobre la gramática del laboratorio, auscultando o diseccionando las posibilidades de una idea estética hasta generar trabajos cada vez más conceptuales y menos retinianos. Sin negar lo anterior ni excluirlo, simplemente conviviendo con un acervo común infinito que no sólo coloca al mismo nivel pintura, cine, literatura o música, sino que de forma obligada debe acudir a este patrimonio cultural para interpretar estas obras actuales que superan la tradición fotográfica. Para los omnímodos creadores de la era de la conectividad da igual el origen; si algo le conviene y es útil a sus propósitos, vale; ésa es la máxima. No hay discrepancias a priori. A fin de cuentas, habitamos un mundo hipervisual capaz de fagocitar cualquier cosa y transformarla en imagen.

RECOLECTORES:

Postfotografía

Mundo virtual: Internet

Ubicuidad

La pantalla

Elaborar a través del ordenador

Equipamiento hardware / software

Archivos informáticos

Referencias tecnológicas

Imágenes realistas

Indagar, buscar, comparar

Procesar de modo lento

Mirar lo que ya existe, macerar

Recapacitar, detenerse

Establecer relaciones en red

MANIPULADORES:

Fotograficidad

Mundo real: la calle, el estudio

Objetos físicos, concretos

La mesa de trabajo, el set

Operar con las manos

Proceso artesanal, de taller

Formas tangibles, materiales

Derivaciones hacia la pintura, escultura

Representaciones abstractas

Experimentar, probar, errar

Combustiones espontáneas

Producir sobre la marcha, generar

Intuir, provocar cambios

Proyectar en el espacio

[1] Dos referencias ilustrativas sobre estos dos territorios pueden ser: 1) la exposición ‘From Here On. La postfotografía en la era de Internet y la telefonía móvil’ producida por Les Rencontres Internationales de Photographie de Arles en 2011. Posteriormente pudo verse esta colectiva en Amberes y finalmente en el Arts Santa Mònica de Barcelona en 2013. Y 2) el séptimo volumen de la prestigiosa publicación ‘C Photo’ (2013), dirigido por Charlotte Cotton y editado por Ivorypress, se dedica a la Fotograficidad.

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